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Las empresas españolas son cada vez más globales y en los últi-mos años muchas han decidido focalizar sus esfuerzos en la interna-cionalización. Como resultado de este movimiento, las exportaciones siguen batiendo récords. Las ventas al exte-rior alcanzaron la cifra de 215.926,8 millones de euros en 2013, lo que su-pone un récord histórico desde 1971 según datos del Ministerio de Econo-mía y Competitividad. Este positivo comportamiento ha permitido redu-cir el déficit comercial un 52%, hasta los 14.125 millones de euros. Además, según la última Encuesta de Coyun-tura de la Exportación realizada por el Gobierno, en el primer trimestre de 2014 se mantiene esta continuidad en el incremento de las exportaciones. Y es que, el Indicador Sintético de Acti-vidad Exportadora (ISAE) alcanzó su valor más alto desde el primer trimes-tre de 2007 situándose en los +24,7 puntos, lo que supone además un cre-cimiento de siete puntos con respecto al cuarto trimestre de 2013. En algunos sectores las exportacio-nes suponen casi su única opción para sobrevivir. Y en otros, una línea de di-versificación que sigue proporcionan-do un impacto positivo en la cuenta de resultados. Pero para todos ellos hay un denominador común: los consu-midores exigen garantías. Así, los paí-ses disponen de mecanismos de ca-rácter técnico, voluntarios unas veces y obligatorios otras. Las mercancías deben cumplir con los requisitos de seguridad para salvaguardar al ciuda-dano y a sus bienes. Y, por otra parte, tienen que satisfacer los requisitos de uso y disfrute que el usuario final es-pera de los bienes y servicios. En este contexto, las certificaciones y la evaluación de la conformidad, por una tercera parte independiente, supo-nen valiosas herramientas que ayudan a la internacionalización de las organi-zaciones y facilitan enormemente la exportación de sus productos y servi-cios. La certificación constituye la me-jor carta presentación para una em-presa -sobre todo en el caso de las pymes- y ayuda a abrir mercados ex-ternos. Y no existe una única “marca” de certificación con la que poder co-mercializar cualquier producto en cual-quier país del mundo. Cada tipo de producto, cada país o mercado (co-mo lo es la Unión Europea o la Unión Aduanera) puede tener reglas propias AENOR (*) (*) En la elabo-ración de este artículo han participado Antonio Balado, Mario Calderón, Antón Elejabeitia, David Martínez, Ricardo Pascual, Frank Pauw, Raquel Rodríguez, José Luis Valdés y David Verano AENOR 27


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