AENOR 49 objetivos están diseñados para ayudar a identificar las necesi-dades de accesibilidad de los usuarios. Y, en segundo lugar, des-cripciones de habilidades y características humanas, asignadas a la Clasificación Internacional de Funcionalidades, Discapacidad y Salud (ICF), un sistema de clasificación ampliamente utilizado y desarrollado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas descripciones conducen a recomendaciones para las con-sideraciones de diseño. Además, se propone una serie de estrategias que se pueden aplicar a ambos enfoques para ayudar a traducir estas necesida-des de accesibilidad del usuario, así como las consideraciones de diseño en una norma específica de requisitos y recomendaciones de accesibilidad. ISOF: ¿Qué espera que logre la Guía 71? Principalmente, tres objetivos. En primer lugar, ayudará a los diseña-dores, fabricantes y educadores a obtener una mejor comprensión de las necesidades de accesibilidad de la población. En segundo lugar, se espera conseguir que más normas incluyan considera-ciones de accesibilidad. Pero, sobre todo, el objetivo es que se integren las características de accesibilidad –y el diseño del pro-ducto o servicio– en las normas desde el principio, y no en fases avanzadas de desarrollo. Esto debería ayudar a definir productos y servicios accesibles y armonizados internacionalmente. ISOF: ¿Qué está haciendo ISO para crear conciencia sobre la accesibilidad? ISO está trabajando en conjunto con sus organizaciones aso-ciadas, la Comisión Electrotécnica Internacional (IEC) y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), para dar a conocer las soluciones de accesibilidad. La Guía 71 es la primera de ISO/IEC que también ha sido adoptada por ITU. Su publicación se acom-paña de una nueva declaración política conjunta de IEC, ISO e ITU en materia de normalización y accesibilidad. Pero hay algo más que se puede hacer para dar mayor voz a la accesibilidad. ISO, IEC e ITU podrían empezar por revisar sus propios procesos de desarrollo de normas, usando la cláusula 4 de la guía, y revisar las normas existentes. También podrían lan-zar programas de formación para apoyar su uso. Podría resultar interesante desarrollar guías en campos específicos allí donde se identifique una necesidad. Sobre todo, ISO y sus organizaciones asociadas deben garantizar que las personas con discapacidad puedan participar plenamente en el proceso de normalización y se les proporcione, en caso nece-sario, la asistencia apropiada. No sólo se beneficiaran a sí mismas, sino que también lo hará la sociedad en su conjunto, allanando el camino para una mayor participación. Es una situación en la que todos ganan. l
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