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AENOR 51 Walter aprendió rápidamente el valor de las normas para equipos como calderas y recipientes a presión. Que el amoníaco se utiliza para la refrigeración y que se debía usar vapor para actividades de pasteurización y de limpieza. Y que mantener la pureza del agua, una higiene adecuada y limpieza son factores esenciales. Para clasificar la nata se debía ensayar el contenido de materia grasa. Descubrió de primera mano cómo la metrología, la cien-cia de la medición, es vital para asegurar el tamaño adecuado y el contenido de los recipientes destinados a contener una libra de mantequilla, por ejemplo. Y los conocimientos de control del producto, incluyendo el hecho de que la mantequilla sólo podía contener cantidades específicas de agua. Tras dejar el negocio familiar, John Walter empezó a trabajar para el Gobierno de Ontario. Su primer trabajo, que compaginó con sus estudios en la Universidad de Guelph, en la provincia de Ontario, fue en el ámbito penitenciario. En principio, parecía un cambio ra-dical de actividad. Pero en el fondo, no fue del todo así. Cada paso del camino Las normas siguieron siendo algo cotidiano en el día a día de John Walter durante los 18 años que desempeñó sus labores como ge-rente de varias instituciones penitenciarias de Ontario. Las cárce-les son comunidades autónomas que requieren abastecimineto propio de alimentos, servicios médicos, programas de educación y trabajo, entre otros muchos servicios. Y todo ello debe cumplir con infinidad de normas. Después de haber utilizado normas durante muchos años, tan-to en su ámbito personal como en el laboral, John Walter ocupó el cargo de Viceministro Adjunto de la División de Normas Técnicas del Ministerio de Consumo y Relaciones Comerciales de Ontario. Durante su mandato, adoptó y referenció códigos y normas para calderas y recipientes a presión, dispositivos de elevación o com-bustibles (petróleo y gas), contribuyendo a crear una sociedad más segura, productiva y ambientalmente responsable para millones de personas. Otro giro del destino hizo que 30 años después John Walter aban-donara Ontario para embarcarse en una nueva aventrua profe-sional en la Asociación Canadiense de Normalización –la actual CSA Group– como Vicepresidente de la unidad de desarrollo de normas. En este nuevo cargo, era el responsable del desarrollo y mantenimiento de más de 3.000 normas, códigos, directrices y otros documentos de valor considerable para los gobiernos locales de Canadá, la industria y los consumidores. Red de normalización Después de ocho años en CSA Group, el Ministerio de Industria de Canadá le invitó a asumir el cargo de Director Ejecutivo del Consejo de Normas de Canadá (SCC). Actualmente, en su segundo periodo en SCC, John Walter es responsable de la supervisión de la red de normalización en Canadá. Todas las partes interesadas –gobierno, industria, grupos de consumidores, educación y otros ámbitos rela-cionados– promueven y fortalecen el uso de normas para mejorar la calidad de vida de la población canadiense. John Walter es Director Ejecutivo del Conse-jo de Normas de Canadá y Vicepresidente (político) durante el mandato 2014-2015. Dentro de sus muchas responsabilidades en ISO, Walter lidera el Comité de Estrategia y Política de ISO, apoya la ejecución del Plan Estratégico y garantiza la comuni-cación eficaz sobre temas estratégicos den-tro de ISO, así como con sus stakeholders. Foto : Mike Pinder Mirando hacia atrás, John Walter destaca que “las sociedades de todo el mundo se basan en conjuntos de normas que regulan la vida cotidiana de miles de millones de personas. La mayoría de estas personas no son conscientes de lo mucho que influyen estas normas en su quehacer diario y bienestar, ni que estas normas se desarollan y mantienen por expertos mundiales en normalización. Cualquiera que esté involucrado de alguna manera en la actividad de normalización deber sentirse orgulloso de la labor tan importante que hace. Es más, se trata de un privilegio –y una responsabilidad– que hay que comunicar al entorno más cercano para promover la actividad de normalización. Y es que, las normas son el esqueleto de una infraestructura invisible que mantiene a la sociedad moder-na, garantizando que la iluminación de nuestros hogares funcione correctamente, así como los aparatos electrodomésticos, o que el agua del grifo sea potable. Las normas constituyen una garantía de seguridad, fiabilidad, productividad, sostenibilidad y mucho más para todos los ciudadanos. ¿Qué hay más agradable que disfrutar en un día de verano de un helado perfectamente elaborado gracias a los muchos beneficios de las normas?” l


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